
Número 3. 1999
CARTA PARA TODOS
“SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE TE ESCUCHE"
Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: "Te doy gracias, Padre, porque has escuchado mi oración. Yo sé que siempre me oyes..."
(Evangelio de San Juan 11,41)
Tal vez al comenzar a leer esta carta estés llorando, estés desesperada (o), sin ganas de vivir, sin ganas de luchar. Nuestros mayores nos han hablado de "Un valle de lágrimas" y sólo cuando experimentamos en carne propia el dolor, la decepción, el abandono, la incomprensión, entendemos ese término. Jesús precisamente lloró por su amigo Lázaro, pero no se quedó ahí, elevó sus ojos y su oración al cielo y con toda confianza le dijo al padre "Gracias porque siempre me escuchas" y si Dios Padre siempre nos oye; en el nombre de Jesús debemos escuchar al que viene a nosotros afligido y como con la oveja perdida ir a buscar aquella amiga, amigo, aquel joven, niño, adulto que vemos aislado, preocupado, desilusionado, no para presionarlo o que nos cuente su dificultad sino más bien para que vea en nosotros una mano abierta, extendida dispuesta a apoyarle con decisión, con la ternura de una mirado, con el color de un abrazo, con el respeto de la escucha, con lo confianza de una sonrisa.
Así como el Padre nos escuchó, Jesús escucha hasta los latidos de tu corazón, por eso a través de un buen amigo (eclesiástico 6, 5-17), de un buen maestro, de tus padres, te sabrá escuchar personalmente: si no te escuchan primero y hablan y hablan y te recriminan y te condenan y dizque te aconsejan, no tienen el don de consejo del Espíritu Santo; cuando se tiene el amor de Dios, se es como el padre que recibió al hijo pródigo con suma ternura, con gran calidez, se abraza, se deja que corran las lágrimas de quien está sin esperanza, con temores, con problemas, sin ganas de vivir; y cuando por fin después de escuchar nuestro silencio respetuoso viene una pequeña calma; se deja tomar la iniciativa de hablar , de desahogarse, pero quien escucha lo debe hacer sin interrumpir a no ser para calmar... para apoyar. Nunca el que escucha debe condenar.
Siempre escuchamos a las personas llenas de fe decir "Todo tiene solución menos la muerte..." pero la verdad es que hasta la muerte es un paso, es el camino hacia Dios si con nuestras obras optamos por él, hasta la muerte tiene solución cuando es el fin natural; pues venimos de Dios y a él volvemos. Si... todo tiene solución; por estar llorando o gritando desesperados o en el peor de los cosos maldiciendo a todo, a todos y hasta a la vida se nos oscurece la mente y a nuestros ojos les falta la visión: Es la tempestad; y en medio de ella Jesús nos dice hoy como hace 2OOO años a sus incrédulos discípulos "No teman, no tengan miedo" esto parece muy difícil y lo es, pero "Hagan la prueba y vean cuño bueno es el Señor" (Salmo 39, 9) y se darán cuenta si se calman... dentro de una hora, un día o varios semanas, que no tenían porque desesperarse, amargarse, arrugarse, encanecerse. Porque siempre hoy alguien que te escuche en tu colegio, en tu trabajo, en tu barrio, en tu hogar, en un hospital, así demoren para hacerlo; pero tenía por seguro que en el cielo tu clamor es escuchado aún antes de haberlo pronunciado.
